viernes, 21 de noviembre de 2014

EL POLÉMICO Y CONTUNDENTE ARTÍCULO QUE PUBLICÓ MARIO SILVA SOBRE CHINO Y NACHO

 Redacción Noticias al Día

Chinos y Nachos:
una aproximación antropológica
En Venezuela, ha habido tres especies fundamentales en la fauna política y social nacional en era reciente. Estos son los chavistas, los escuálidos y los “Chinos y Nachos”. Ha habido en los últimos años un particular patrón de migración y ocupación del hábitat de los unos en detrimento de los otros. Esto ha preocupado a los interesados en la materia.
En esta oportunidad, estudiaremos a los Chinos y Nachos conocidos como “Escuálidos enchufadus en el Gobiernus”. Son especímenes particularmente curiosos, una variante perteneciente a la familia del “Homo escuálidus recalcitrantis” que conocemos popularmente como “Escuálido”. Por eso, intentamos hacer un breve análisis etnográfico para entender a este espécimen, caracterizado por “andar en un lado y chupando del otro” con quienes los chavistas compartimos el hábitat de la vida nacional. Veamos:
En mi oficina hay un par de Chinos y Nachos. Son de esa gente que odia su lugar de trabajo, los afiches de Chávez, la ropa roja, la labor que les corresponde hacer y que suelen hacer de muy mala gana, cuando la hacen. Son de esa gente que abiertamente ha apoyado a Capriles, y que aspira a ser jefes de la oficina “cuando al fin se acabe esta mierda”, dicen. Por tener que lidiar con la “tortura” de estar rodeados de lo que odian, asumen que debemos ser considerados, condescendientes con ellos y cederles espacios, “por ser venezolanos”, dicen.
Hay una plaga de Chinos y Nachos, al punto que es altamente probable que se les vea manejando un Chery. Ya que esa cuestión es ahora manejada por militares, por razones que la ciencia aún no logra explicar, ellos tienen una facilidad tremenda para tener círculos sociales tremendamente Chinos y Nachos, familiares, amigos, panas, hermanos de la esposa, de la querida, todos Chinos y Nachos. De ahí que cada vez que vemos un Chino y Nacho en un Chery, dirá: “Lo conseguí porque tengo buenas conexiones”. Los chavistas somos “enchufados”, los Chinos y Nachos gozan de buenas “conexiones”.
Los Chinos y Nachos suelen ser gente bien elocuente. Se les puede ver en la colita pa’l crédito en cualquier sede de un Banco de Venezuela en el país. Como grupo social o tribu urbana (según la visión antropológica o sociológica con que se les mire), tienen rituales afines en hábitos de consumo. Por razones casi incomprensibles, suelen tener muchos de ellos, ejemplares de televisores de la marca Haier. En muchas ocasiones se les ve usando computadoras VIT o llevando en sus bolsillos algún dispositivo mobil inteligente marca VTelca.
Los casos de Chinos y Nachos en grandes manadas son similares a los comportamientos migratorios de muchas especies que viajan al sur en períodos de invierno boreal. Pero en este caso, los vemos en temporadas vacacionales viajando en sus vehículos e instalándose de manera masiva en esos santuarios para Chinos y Nachos llamados Hoteles Venetur. En algunas ocasiones son vistos quejándose, pero al mismo tiempo disfrutando de los servicios del teleférico Waraira repano, o acomodados muy cómodamente en el área VIP de los nuevos yates rápidos de la estatal Conferry.
Conversando sobre política, economía y sociedad, siempre críticos e inconformes, ácidos en su crítica, los vemos socializar entre sí. Es un ritual que suele ocurrir en los aviones de Conviasa, rumbo a algún destino tropical, no tanto para rituales con fines de apareamiento, sino con fines de cadiveo.
Se sabe de la existencia de Chinos y Nachos bajo el nombre de contratistas, haciendo fabulosos negocios con el Estado venezolano. Al parecer, es el Estado una de sus principales fuentes de financiamiento de su estilo de vida particular. De allí que su población no se ha visto diezmada, sino más bien multiplicada en los últimos años. De hecho, lo típico es a veces, cuando un espacio está disponible no sea ocupado por un chavista, porque ya hay un Chino y Nacho en él. Sucede en muchos casos.
Los Chinos y Nachos, por cuestiones evolutivas propias de la política, han aprendido el arte del camuflaje, haciéndose pasar por camisas rojas, cuando son camisas blancas o amarillas por debajo y con el bolsillo verde. No tienen escrúpulos si hay dinero en medio. Figuran casi en cualquier espacio y hacen alarde de llegar a sitios “adonde los verdaderos rojos no han llegado”. Parece un fenómeno similar al de las migraciones por holandeses, escoceses, ingleses e irlandeses en el indómito oeste norteamericano. Se llevaron a muchos por delante para llegar hasta el Pacífico, así como los Chinos y Nachos hacen para llegar a Miraflores.
Suelen tener una ética cuestionable, pues suele ser gente que practica la guarimba, asesina, o en todo caso, apoya y celebra ciegamente el asedio y asesinato de otras personas. A fin de que tal cosa “desestabiliza el régimen” incurren en el absurdo de la confrontación generalizada, y asumen que su acción es legítima. Su lógica puede ser tan absurda que un “alambre degollador” puede ser visto para ellos como un instrumento de paz. Mediatizados e idiotizados, los Chinos y Nachos apoyan lo que cualquier persona con mente sana no apoyaría, como eso de la confrontación abierta a sangre y fuego entre hermanos, intentar deponer un Gobierno para luego “ir luego detrás de todos los malditos chavistas”.
Ha habido problemas entre los chavistas y los Chinos y Nachos recientemente. Puntualizo ahora las razones de este estudio.
Los Chinos y Nachos hacen alarde en la cara de los chavistas de lo mucho que ellos logran a expensas de los propios chavistas. Es casi una conducta generalizada que casi siempre tiene como respuesta el “Es que yo también soy venezolano”. Normalmente, los Chinos y Nachos asumen ese discurso en circunstancias duras y horrendas que se han vivido en el país, generadas por sus líderes Chinos y Nachos. Golpe de abril, sabotaje petrolero, muerte de Chávez, guarimbas, etc. Siempre dicen que hacen lo que hacen “porque son venezolanos”. Hacen casi cualquier cosa, apelando a derechos democráticos, “porque son venezolanos”.
Los Chinos y Nachos suelen aparecer en conciertos financiados por el Gobierno chavista. Eso no tiene nada nuevo. El asunto es que lo hacen luego de fijar partido a favor del fascismo, en el pleno desarrollo de una horrenda oleada de guarimbas en el país, donde murieron 43 venezolanos(as) este mismo año. En épocas sensibles como esa, los venezolanos vimos quiénes fijaron qué postura para no olvidarla, para saber quién es quién. Pues nuestra desmemoria colectiva ha sido una repudiable carga histórica con la que nos ha tocado lidiar. Esta vez no queremos olvidar, como olvidamos en abriles del pasado.
En momentos tan duros como ese, que Chinos y Nachos asumieran la postura que asumieron, y que tal cosa se olvide con el pretexto de que “es que todos somos venezolanos”, es reprochable. Que se les incluya en conciertos por el pretexto de que su “música” es para todos los gustos, hace parecer que no existiera la especie de los “Oscarcitos” y otros tantos por ahí, cantando con dinero del Gobierno en el bolsillo. Si analizamos, su música es casi idéntica de patética a la de Chino y Nacho, pero ese no es el tema en estudio. En todo caso, los Chinos y Nachos no son indispensables en esta oportunidad.
El problema no es tanto la aparición de los Chinos y Nachos en espacios privilegiados financiados por el Gobierno. El problema es que en casi todos los ámbitos de la vida pública nacional, hemos dado espacio, cedido derechos, dado beneficios y hasta privilegios a una gente que ha atacado al chavismo, desde adentro, con todo lo que tiene cuando lo han hecho.
Son gente que aún a expensas de los “espacios de pluralidad” que genera el chavismo, lo único que desea es la desaparición de la vida política del contrario, su desplazamiento, su fracaso, para ellos asumir el lugar que creen merecer creer. Lo triste es que para darles a ellos lo que ellos asumen que “es de ellos”, hay que hacer a otros de lado. Si bien los derechos fundamentales y beneficios del Estado de bienestar deben ser para todos, ya sería momento de cuestionar a los que se benefician de tales cosas pero que al mismo tiempo intentan desmontarlas, jugando pa’l equipo contrario.
Nosotros no tenemos que abrirles las puertas en conciertos a los Chinos y Nachos para probar que no somos como ellos. Nosotros no somos igual que ellos, es que eso ya lo sabemos. Los chavistas y los Chinos y Nachos, no somos la misma cosa, nunca hemos sido la misma cosa, somos grupos societales clasificados como distintos por tener orientaciones políticas distintas. Tenemos 15 años y desde antes, demostrando que no somos igual que ellos. Pero una cosa es no ser como ellos, así de plastas como ellos, y otra, llegar al colmo de lo pendejo. Ya basta.
En tiempos de confusión e incongruencias, la respuesta no debe venir para acallar a la manada chavista por fijar postura contra los Chinos y Nachos. Lo sano es cancelarle el concierto a los Chinos y Nachos y decir: “Nos equivocamos. A esa gente ni agua”, o decir algo más bonito, una explicación de otro tipo, “ellos cancelaron”, “les salió otra vaina en Miami”; en fin.
Finalmente concluimos con esta investigación, llamando a las autoridades a quienes compete el asunt, para que tomen las medidas de preservación de los espacios, a los fines que se agilicen las medidas correspondientes a mantener a los Chinos y Nachos contenidos en sus espacios habituales, pues hemos demostrado que ya han invadido los de los chavistas de manera desmesurada y eso no ha significado políticamente nada positivo para el chavismo, sino más bien su desmoralización. Ese es el problema de fondo, pues lo que suceda en un concierto con Chino y Nacho, es una muestra de lo que ya ha ocurrido con rutina en muchos otros ámbitos.
Sobre Chino y Nacho, los cantantes, creo que no se les debería dar espacio en el Festival Caracas Suena. Más bien creo que deberían estar presos, pero más que por su payasada en la época de las guarimbas, por su música mierdera y denigrante, forma de vestirse y mal gusto. Pero en fin, somos una sociedad tolerante que apoya y aplaude a aquellos que logran cosas y que tienen algún compromiso cognitivo, personas sin ética que andan pendientes de recibirle real a los que atacan. Pero ese es un tema de gustos musicales, así que mejor lo dejo así.
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sábado, 1 de noviembre de 2014

Carlos Betancourt: “Se agota la paciencia del pueblo”

El ex dirigente del MIR afirma que hay malestar en las bases populares del chavismo. “El capitalista privado vuelve a negociar con el capitalista de Estado”, dijo el ex comandante “Gerónimo” , cuando la lucha armada y luchador social
por Carlos Díaz
Carlos Betancourt, ex dirigente del MIR y co-fundador del partido “Bandera Roja”, conocido como comandante “Gerónimo” durante la lucha armada que se escenificó en Venezuela durante las décadas de los años sesenta y setenta del siglo pasado, sostiene que el “sacudón” sobre el aparato burgués del Estado anunciado por el Presidente de la República, Nicolás Maduro, originó muchas expectativas en las bases populares pero todo resultó un fiasco. “Fue solo un enroque de piezas, como en el ajedrez en donde se sacrifican los peones para proteger al rey de un jaque mate. Se cambiaron los ministros de un lado a otro sin haberse evaluado su gestión anterior, es decir, premiando la ineficiencia y entronizando aún más a una élite en el poder”, aseveró en entrevista con “La Razón”.
¿El fallecido presidente Chávez propuso pulverizar el aparato del Estado burgués?, ¿cuánto ha avanzado el gobierno de Maduro?
— Nicolás Maduro, valiéndose de una élite burocrática, determinó que el Estado no debe ser pulverizado sino transformado. Bueno, ya aquí se observa un distanciamiento abismal entre las tesis de Chávez y la de Nicolás. Claro, la práctica anterior de Maduro estuvo estrechamente ligada al sindicalismo el cual no suele generar conciencia revolucionaria sino una conducta colaboracionista ante el capital.
¿Cómo debió haber sido un verdadero “sacudón”?
— El Estado tiene actualmente más de dos millones seiscientos mil funcionarios. Eso ha ido aumentando. Cuando el presidente Chávez había dieciséis ministerios y a pesar de que dejó la tarea de pulverizar el Estado hoy en día, incluso después de ese “sacudón”, hay más de cien viceministerios sin contar a los vicepresidentes, gobernadores, alcaldes y funcionarios militares con prebendas que nunca antes tuvieron. Es todo un súper aparato que habla en nombre de la sociedad pero que, de hecho, la aplasta, sustituye y atemoriza. Por qué no someter al debate público la tarea histórica de simplificar el Estado, reducir o eliminar el papel de los ministerios y transferir el poder a las organizaciones populares. Por allí sí podría haber un verdadero sacudón.
¿Fue un “sacudón” la salida de Rafael Ramírez de Pdvsa?
— La salida de Ramírez no puede considerarse como un “sacudón” porque quien entró nuevo allí es una pieza de Ramírez. Los problemas de Pdvsa no se resolverán cambiando a un burócrata por otro. Si hubiesen querido un sacudón habrían sometido al análisis crítico la actuación de la industria petrolera y responder por qué se ha endeudado a esta empresa estatal. Por ejemplo, en El Furrial y Punta de Mata, en Monagas, a diario se despilfarran millones de metros cúbicos de gas que van a la atmósfera y contaminan el medio ambiente. Incluso, se dice que alrededor nacen niños con malformaciones. Por tanto, un verdadero sacudón significaría definitivamente reformular la política de la petrolera venezolana.
CAPITALISTA PRIVADO Y CAPITALISTA DE ESTADO
¿La crisis económica hace aguas al gobierno de Maduro?, ¿se debilita cada vez más el respaldo popular?
— Recordemos que la merecida derrota que Chávez les dio a los adecos en 1998 abrió gigantescas expectativas a los venezolanos. Pensábamos que a partir de ese momento se abrirían caminos a una real transformación del modelo capitalista; inclusive, se ofreció el socialismo. Todo resultó una quimera. Las aguas retoman su viejo cauce y el capitalismo se ha restablecido: el capitalista privado vuelve a negociar con el capitalista de Estado y llegan a acuerdos, uno de ellos cómo repartirse los dólares. Las consignas, promesas y críticas opositoras se diluyen en un mar de trivialidades en donde solo se discute cómo repartirse el poder.
¿El restablecimiento del capitalismo al cual se refiere es quizás ocasionado por la guerra económica de la derecha?
— Si la guerra económica es librada en el territorio enemigo lo más seguro es que se coseche la derrota. Cuando, por ejemplo, Nicolás Maduro le dijo a Lorenzo Mendoza que se dedicara a producir y lo dejara a él gobernar, allí se está enviando un claro mensaje de conciliación con el adversario de clase. Por tanto, es un error del gobierno bolivariano cazar la pelea en ese terreno. Recordemos que las burguesías que nos han dirigido hasta hoy, incluida la bolivariana, han prometido sustituir el régimen de importaciones y desarrollar las fuerzas productivas internas. Esta es la gran deuda histórica que sigue sin cumplirse.
¿Ha sido positiva la lucha del gobierno de Maduro contra la especulación, acaparamiento y el contrabando?
— La especulación es una conducta típica de los capitalistas. El capitalista explota al obrero y le paga salarios de subsistencia y hambruna. El otro miembro de la clase capitalista, que es el comerciante, remata al obrero cuando este acude a la adquisición de la mercancía en el mercado. De modo que entre el salario y el precio los capitalistas aprisionan al trabajador en contra de la pared del hambre. El gobierno, para fingir ante el pueblo que tiene el poder, apela al mecanismo del control de precios pero esta medida es burlada por los capitalistas para luego contrabandear. El pueblo es quien paga los precios excesivos de los bienes y servicios. Esto quiere decir que el poder real lo tiene el capitalista privado y el poder formal la burocracia estatal. Al final quien paga los platos rotos es el pueblo trabajador.
“SE AGOTA LA PACIENCIA DEL PUEBLO”
¿Se han producido los verdaderos cambios políticos y económicos que exige el pueblo desde hace décadas?
— Estamos inmersos en el círculo vicioso de la corrupción, control de la renta petrolera y de temor al gran capital internacional. Esto nos lleva a una conclusión inexorable: la burguesía es incompetente para construir un modelo cónsono con los intereses del pueblo. A estas alturas el cuerpo social no soporta más mentiras ni promesas. Ha llegado la hora de que el pueblo trabajador decida actuar como sujeto histórico, como líder de un cambio real y eso supone una recomposición política, económica y social. Estos son cambios que deben realizarse por la vía pacífica. Pero ni la oposición ni el gobierno bolivariano están en capacidad de darnos una respuesta apropiada en este momento. La oposición solo quiere retomar el poder político para darle rienda suelta a su afán de saquear el erario mientras el gobierno se enreda en sus pleitos internos, utiliza un discurso populista y tiene una práctica burguesa de nuevo tipo.
¿El “sacudón” debió impactar sobre las políticas económicas del gobierno?
— El gobierno bolivariano debió trazar una política para desarrollar las fuerzas productivas internas, por ejemplo, industrializar el campo. Eso sí habría sido un sacudón porque habría estremecido la vieja política de importaciones y habríamos comenzado a producir lo que necesitamos. Una revolución agraria sí habría sido un sacudón. Sin embargo, seguimos importando y discutiendo sobre el control de cambio y la cotización del dólar en el mercado paralelo, es decir, viviendo en un círculo vicioso. Aquí llegamos al límite donde la paciencia del pueblo se agota pero no para salir de Nicolás Maduro y poner a un carajo como (Antonio) Ledezma. Porque ese es el eterno jueguito diabólico de la alternabilidad burguesa.
PERPETUARSE EN EL PODER
¿Los avances durante el gobierno de Chávez han retrocedido durante el mandato de Maduro?
— Hoy estamos ante una situación más difícil. Chávez propuso darle poder al pueblo a través del fortalecimiento del poder popular. Pero las medidas de Nicolás Maduro, a pesar de su discurso zalamero al presidente Chávez –hasta el punto de decir que es su hijo-, son dirigidas a darles más poder a los mandos militares. En cada problema del país termina designando un Estado Mayor que no es otra cosa que un aparato burocrático militar. Con estas decisiones se presenta al Estado Mayor como la solución y se minimiza al poder popular. Se está fortaleciendo el capitalismo de Estado como dueño absoluto de los medios de producción y de los destinos del país.
¿Por qué Maduro ha reforzado el militarismo?
— Maduro no cree en el poder del pueblo y está jugando a perpetuarse en el poder y eso pasa por tener de su lado a las fuerzas militares. Esa es la explicación.
¿Por qué no ha funcionado la transferencia del poder del pueblo si se cuenta con leyes tales como de Comunas, Cooperativas, Consejos Comunales, un ministerio sobre esta materia y cuantiosos recursos?
— Cuando cualquier élite llega al poder una de sus principales misiones es darle piso político a su dominio, es decir, crear una institucionalidad bajo sus intereses. De allí se derivan Constituciones, leyes, reglamentos y normas. Cuando se analizan a profundidad esas leyes nos damos cuenta que, en realidad, son mandatos que vienen desde arriba para ordenar la organización con determinadas formas y fondo. Y, además, hay capas en el pueblo que piensan en el socialismo estomacal, es decir, las tres papas y las migajas que le dan. Esa gente no ha tomado conciencia de la necesidad real. Y las leyes que han sido creadas son inoperantes porque el pueblo no las ha hecho suyas.
INVESTIGAR A LOS MINISTROS
¿Esa élite que menciona usted es la misma que se ha enriquecido del erario?, ¿la boliburguesía sigue depredando los recursos públicos?, ¿acaso surge una nueva boliburguesía bajo el gobierno de Maduro?
— Déjame decirte que alcaldes, gobernadores y ministros que antes andaban en alpargatas y bicicleta, hoy tienen carros de lujos, cuentas bancarias, amantes y reparten contratos a sus amigos. Un verdadero sacudón investigaría a los ministros, a sus familiares y allegados para determinar por qué su patrimonio se ha incrementado hasta cien veces más. De dónde alguien que antes vivía en Catia pudo sacar para mudarse al Country Club. Vamos a investigar dónde viven los ministros y sus amantes. Claro, salvo algunas excepciones. Si soy socialista por qué voy a pensar en enriquecerme. Además de esto hay gente también en el parlamento y en las gobernaciones que hacen negocios.
¿El Estado patrón es tan salvaje y represor como el privado?, ¿cómo se explica la represión de un gobierno que dice ser obrerista en contra de los trabajadores de Sidor?
— El origen de una persona no determina su conciencia social. El origen puede ser obrero pero no necesariamente estará inmerso en la ideología de la clase trabajadora. En Venezuela el movimiento obrero ha sido una escuela del reformismo, oportunismo y de colaboración con el Estado o con el sector capitalista privado. Si las luchas sindicales se encaminan solamente a mejorar la situación de la clase obrera, cómo entonces esa clase que está luchando por migajas puede llegar a ser dirigente de la sociedad. Es por ello que el Estado trata de mantener a raya a la clase trabajadora mediante la discusión de las contrataciones colectivas, beneficios y otros. Sin embargo, jamás se le permitirá que sea la dueña de los destinos del país. Mi crítica entonces va hacia el movimiento obrero que no ha sido capaz de superar lo reivindicativo y solo se ocupa de darle vítores a la élite que lo dirige.
SIMONOVIS Y GIORDANI
¿Hay descontento en las bases del chavismo por la liberación del comisario Iván Simonovis?
— Sí hay descontento porque consideran que Simonovis fue el artífice material de múltiples crímenes que hubo en Venezuela durante muchos años. El gobierno cedió ante la presión nacional e internacional de los sectores más reaccionarios y recalcitrantes. Simonovis no era un preso cualquiera y quizás saldrán otros. Cómo se entiende entonces que nos llamen para prepararnos para la guerra y, entonces, ponen en libertad a uno de los criminales más evidentes que ha habido en los recientes años. No estoy de acuerdo que lo hayan dejado en libertad. Yo, por ejemplo, estuve preso año y medio por guerrillero y no me indultó ningún gobierno.
¿Qué le pareció la carta que escribió el ex ministro de Planificación, Jorge Giordani?, ¿esta carta ha sido leída y analizada en el seno de las bases populares?
— Yo leí la carta. Oportuna o no, eso no era lo fundamental. Giordani tiene que darle una explicación al país por los efectos de su línea económica durante casi catorce años en el gobierno. No se le puede negar su derecho a criticar pero también debió hacer autocríticas, que hasta ahora no se le conocen. Él hizo graves acusaciones en su carta, habló de que era excluido dentro del gobierno de Maduro. Pero lo más grave de todo es que hayan sancionado al profesor Héctor Navarro por haberse solidarizado con Giordani. Navarro es militante chavista y un hombre resteado con Chávez. Esto demuestra que es una fantasía esa democracia de la cual se habla, demuestra que el debate en el Psuv es una vaina artificial porque las decisiones ya están tomadas desde arriba.
HAY MALESTAR EN LAS BASES
¿El descontento popular y la crisis económica están generando división en el chavismo?
— Sí hay malestar en las bases populares, te lo puedo decir yo que me paso recorriendo el país. En las bases del chavismo también hay malestar e inconformidad pero no hay toma de conciencia para superar esa situación y enfrentar al precio que sea a una burocracia que está manipulando. Por allí se habla que han surgido corrientes de opinión críticas del chavismo, incluso se comenta sobre corrientes populares de nuevo tipo. Pero detecto en esas iniciativas un síntoma igual al que estamos combatiendo; es decir, se aprovecha una situación de descontento para generar una respuesta burocrática. Este proceso tiene miedo de encaminarse al socialismo verdadero y hay fuerzas internas que están presionando para que no haya una revolución.
Este 4 de octubre se cumplieron 32 años de la masacre de Cantaura, ¿por qué no se ha sancionado al diputado del Psuv general Roger Cordero Lara por su supuesta participación en el bombardeo a los campamentos guerrilleros?
— Nuestra generación hizo un gran sacrificio pero no para estar hoy cobrando prebendas o peleando por cargos. No fui a la lucha para eso, ni pienso sacarle provecho a eso. Si el general Cordero Lara participó en la masacre de Cantaura, por ética debería reconocerlo y someterse no a los tribunales sino a la opinión del pueblo. No es ético que alguien que mató gente que estaba luchando por el socialismo venga hoy de manera ligera a ejercer un cargo en el parlamento. Una vez se lo preguntaron a Soto Rojas y se hizo el pendejo, el tonto. En todo caso, Cantaura debe servir para reformular el papel de los revolucionarios de ayer que podemos hacer hoy. Te encuentras, por ejemplo, con guerrilleros que le cantan loas al gobierno y se molestan porque algunos revolucionarios le hacemos críticas. Entonces me digo: “Pobre de ellos que los derrotó el burocratismo”.
EL SOCIALISMO ES EL CAMINO
¿Usted cree en el socialismo?
— Yo creo en el socialismo –por favor, ponlo en negritas- y es necesario construirlo en Venezuela; pero no este tipo de socialismo de micrófono y panfletario. El socialismo no nos va a caer el cielo, es una creación de la clase trabajadora y del pueblo. Mientras mantengan al pueblo en una cola, en una misión y con dádivas no podrá madurar su conciencia como sujeto de la historia. Aquí no hay izquierda trasnochada ni tampoco la lucha está planteada entre la izquierda y la derecha, sino entre capitalismo y socialismo científico. Todavía el pueblo está imbuido en un temor al socialismo. Si se sigue identificando el socialismo con las medidas de una élite burocrática que gobierna en su nombre pero sin practicarlo, será difícil convencer al pueblo. Se ha fracasado con este modelo adulterado.
¿Qué tipo de actividad está realizando en el oriente del país?
— Estoy visitando con mucha frecuencia a los colectivos sociales en el oriente del país y también en el centro y occidente. Asisto a los programas radiofónicos para alimentar la crítica revolucionaria. Le estamos dando mayor énfasis a la formación ideológica y a la educación política en torno al tema del socialismo. En oriente estoy contribuyendo a la construcción del poder popular a través de los consejos comunales y la comuna. Mis viajes los financio yo mismo a través de mis clases de política. Además, soy parte de la corriente ideológica Los Comuneros, que promueve el debate, la organización de ideas programáticas y el acercamiento de los grupos sociales.
“MADURO EXPLOTA IMAGEN DE CHÁVEZ”
¿Qué opina que se destinen recursos públicos para exaltar la imagen del fallecido presidente Chávez, inclusive, hacer referencia de su recuerdo en términos religiosos y sagrados?
— Es un error del gobierno de Maduro darle un uso abusivo a la imagen del Comandante Chávez. No podemos quitarle los méritos históricos que tuvo, ni tampoco podemos quitarle sus errores. Él puso una idea sobre la mesa y contribuyó mucho a elevar la conciencia política de la gente explotada del país. Puso en evidencia la naturaleza vil del capitalismo. Nunca antes un Presidente tuvo un discurso tan directo con la comunidad, les llevó una morena a muchos mandatarios de América Latina. Pero de allí a convertirlo en un ícono o en un Dios es algo contraindicado y peligroso. Y es peligroso porque se está mandando un mensaje a la población: rece y espere un milagro de Chávez. De esta manera se reduce el papel de las masas populares porque son estas las cuales crean la historia, es una forma de alienar y desarmar ideológicamente a la gente. Además, acudir a este artilugio de deidad demuestra debilidad ante las bases populares. Chávez, lamentablemente, se nos fue y esa es la realidad.
NOTA: ES COSTUMBRE NUESTRA DAR LOS CREDITOS, TANTO A LA PERSONA, COMO AL MEDIO QUE ORIGINA LA NOTICIA. EN ESTA CASO, QUIEN NOS ENVIÒ LA ENTREVISTA, SOLO APORTÒ EL NOMBRE DEL ENTREVISTADOR.


miércoles, 29 de octubre de 2014

ALEM-CIFO: FRACASÓ EL CAPITALISMO EN VENEZUELA

El fracaso del capitalismo en Venezuela: el caso de la industria automotriz

Juan C.  Villegas P.
Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO-ALEM)


En anteriores trabajos[i] se han realizado aproximaciones que intentan explicar la especificidad del proceso de acumulación de capital en Venezuela, destacando el hecho de que tal proceso se sustenta en la captación de la renta petrolera con lo cual, el resto de las actividades económicas depende de manera importante de la distribución de la misma por medio de diversas modalidades expresadas en términos de política económica  bien sea  cambiaria, fiscal o financiera. En base a la captación de renta, tanto los capitales nacionales como los capitales de origen extranjero localizados en Venezuela, pueden compensar su escasa productividad, y por tanto su inviabilidad de inserción en el mercado mundial. El sector manufacturero y más concretamente la industria automotriz, representan un claro ejemplo de ello, por lo que el presente escrito pretende esbozar algunos elementos que dan cuenta de la ineficiencia de esta rama industrial en Venezuela y de como la actual crisis que afecta a dicho sector no hace más que dejar en evidencia las limitaciones de su proceso de acumulación de capital.

Una industria remolcada


La industria automotriz en Venezuela, nace en el marco de la política de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) adoptada al final de la década de 1950 y principios de 1960[ii], impulsada por la ideología desarrollista de la Comisión Económica para América Latina  (CEPAL), y cuyo objetivo era desarrollar la industria en los países de la “periferia”, mediante el  impulso de la producción nacional de bienes de consumo valiéndose de la protección arancelaria a las industrias localizadas a lo interno del país, el financiamiento estatal de actividades industriales de capital privado y una política cambiaria que permitiese abaratar la importación de bienes de capital. Bajo esta modalidad, los capitales localizados en Venezuela, son receptores de una fracción de la renta que les permite compensar su baja escala productiva, los mayores costos de producción que se derivan de esta y el empleo de tecnología menos avanzada [iii].

En el caso especifico del sector automotriz, la localización de plantas en países de escaso desarrollo industrial, también responde a una estrategia de las empresas transnacionales del ramo para obtener ventajas de localización derivadas la protección arancelaria, la disminución de costos de transporte y el empleo de fuerza de trabajo a un precio menor. El fraccionamiento del capital a una escala nacional reducida, si bien implica limitadas posibilidades de crecimiento y una menor productividad que eleva los costos de producción, obtiene la posibilidad de realizar su proceso de acumulación mediante diversos elementos compensatorios basados en la captación de renta del suelo, como son: la comercialización en el mercado interno a precios más altos que en el mercado internacional, un tratamiento tributario preferencial y por medio de la adquisición de divisas a un tipo de cambio sobrevaluado.

Precisamente el último elemento arriba mencionado, representa en la práctica, un subsidio -proveniente de la renta- a las importaciones de equipos e insumos que realizan las ensambladoras a la que vez permite la obtención de divisas a un menor costo con el objeto de transferir utilidades a sus respectivas casas matrices. La figura Nº 1,  representa de modo sencillo como el capital de la industria automotriz fraccionado en el ámbito nacional realiza su proceso de acumulación gracias al “remolque” de la renta petrolera.

Figura Nº 1: La captación de renta por parte de las ensambladoras en Venezuela








“Las comparaciones son odiosas”[iv]

Para tener una visión acerca del carácter ineficiente del sector automotriz venezolano, basta comparar algunos indicadores de la industria local con los que presentan otras fracciones nacionales de la industria automotriz a nivel mundial. En primer término, los datos que corresponden al número unidades producidas anualmente, revelan que este sector está entre los últimos en la carrera mundial de fabricación de automóviles. Sería exagerado comparar la producción de las automotrices venezolanas con los grandes productores a nivel mundial como Corea, Japón, China o Alemania, pero resulta útil  realizar la comparación en relación a otros países latinoamericanos como Argentina, Brasil y México[v].



Lo que revela el gráfico Nº 1, resulta más que evidente. Si se toma como referencia el año 2007, en el cual se produjeron en Venezuela 172.418 vehículos (la cifra más alta desde 1978 en la que la producción alcanzó las 190.000 unidades), la producción de las automotrices locales resulta diminuta comparada con la de otra naciones latinoamericanas. En el año referido, la producción en Argentina fue de más del triple de la venezolana, la de México doce veces mayor y la de Brasil diecisiete veces más grande. Es necesario tomar en cuenta que para esa fecha Brasil estaba en el puesto 7 del ranking OICA de países productores, México en el puesto 11, Argentina en el 23 y Venezuela en el puesto 37. Los datos del primer semestre de 2014, señalan que México y Brasil se ubican en los puestos 7 y 8 respectivamente, Argentina se continúa en el puesto 23, y en Venezuela esta industria está prácticamente paralizada.

Precios sin competencia

Una industria nacional automotriz con una capacidad productiva tan limitada, genera costos de producción comparativamente más altos en relación a esa misma rama a nivel internacional, que por tanto deben ser compensados con precios mayores. Esto es consecuencia también de que cada una de las empresas automotrices localizadas en Venezuela tiene como competencia a otras con las mismas limitaciones en cuanto a su escala productiva, que igualmente tienen que comercializar a precios elevados. Basta una comparación de precios de algunos modelos ensamblados en Venezuela y su contraparte en Argentina, Brasil y México, para verificar el abismo que también existe en términos de precio, resultado de la ineficiencia del capital automotriz local. La tabla Nº 1, presenta los precios actuales a nivel de cada país expresados en dólares de Estados Unidos, al  tipo de cambio vigente. En el caso de Venezuela, se toma coma referencia el promedio de la tasa Sicad la cual establece el tipo de cambio con el que las ensambladoras adquieren divisas y que para el momento de realizar este escrito se ubica en 11,04 bolívares por dólar.  



Lo primero que resalta obviamente son los elevados precios de los vehículos en el país aun cuando se toman como referencia los precios de la Superintendencia de Precios Justos. Cualquier persona que viva en Venezuela conoce las escasas posibilidades de poder conseguir en algún concesionario de vehículos, algún modelo a los precios que establece la regulación, y sin embargo, dichos precios son en algunos casos, más del triple de los que se observan por ejemplo en México. De hacerse la comparación con base a los precios del “mercado negro de vehículos” la diferencia sería todavía más escandalosa.        

Es notoria también la paridad de precios que se observa entre los vehículos de Argentina y Brasil, explicable por el importante comercio internacional en la rama automotriz que realizan ambas naciones, aunque con ventaja para el segundo país. En el caso de México, su integración comercial con Estados Unidos de América (EUA) a través del Tratado de Libre Comercio para Norteamérica (NAFTA, por sus siglas en inglés) ha traído como consecuencia que la industria automotriz de EUA se haya trasladado a México debido a los menores costos de la fuerza de trabajo (seis veces más bajos que en EUA)[vi], por ende los precios de las automotrices localizadas en México corresponden a los del mercado norteamericano, mucho más competitivo que el de Suramérica.

El único de los modelos que presenta un precio interno más equilibrado es el Chevrolet Spark. Sin embargo, al igual que buena parte de los vehículos ensamblados en Venezuela, este compacto presenta características técnicas distintas en detrimento de la calidad y que influyen en los precios. Es práctica común que en cada país por diversas razones de adaptación al mercado interno, las ensambladoras realizan modificaciones a los distintos modelos, lo cual puede explicar el hecho de que en Argentina el modelo Spark presente un precio mucho más elevado que el del resto de los países considerados  incluyendo Venezuela[vii].

Una industria importadora

Incapaz de competir internacionalmente y por ende de generar ingresos en dólares para cubrir sus importaciones, este sector depende básicamente de las asignaciones por parte del estado capitalista, de las divisas necesarias para mantenerse en funcionamiento. Desde 2004 hasta 2012, de las 10 empresas que adquirieron mayor cantidad de divisas, 4 fueron ensambladoras de vehículos. La empresa que adquirió mayor cantidad fue precisamente General Motors de Venezuela. La tabla Nº 2 presenta lo dólares adquiridos por cada firma  y el lugar que ocuparon según los montos asignados por CADIVI durante dicho período[viii].    
          



No solamente una importante fracción de la renta petrolera ha sido apropiada por las transnacionales automotrices, sino que además si se revisan los datos publicados por Instituto Nacional de Estadística (INE), referentes a las exportaciones del sector automotriz (incluyendo autopartes) entre 2004 y 2012, el valor FOB de las exportaciones fue de 1.728 millones de dólares, es decir un monto casi diez veces menor a lo asignado por CADIVI en el mismo período. En los últimos dos años la parálisis que enfrenta el sector es resultado de su propia ineficiencia y del hecho que el estado enfrenta una crisis de liquidez producto del agotamiento de las reservas de divisas que ha interrumpido la asignación a dicha rama industrial. Cuando el estado capitalista enfrenta una crisis como la actual y la renta deja de fluir hacia el sector privado, comienzan las tribulaciones de un capitalismo local discapacitado y dependiente de la renta, que a su vez hace pagar el precio de la crisis a los trabajadores mediante la ola de despidos, vacaciones forzadas y reducciones de sueldo que han denunciado los dirigentes sindicales del sector.  
    
También llama la atención el hecho de que dentro de este sector, las dos empresas dedicadas al ensamblaje de vehículos de carga y de pasajeros, sean precisamente las que menos divisas hayan adquirido, lo cual refleja el carácter anárquico del capitalismo y en particular la ineficiencia del estado capitalista venezolano en cuanto a la asignación de la renta petrolera. Las avenidas de las ciudades venezolanas están abarrotadas de vehículos particulares los cuales van ocupados únicamente por el chófer y cuando mucho un acompañante, mientras que el transporte público está colapsado.

Lo anterior es consecuencia de la ideología pequeñoburguesa de quienes dirigen las políticas públicas en el país y desde el populismo han impulsado programas como el     “Plan Venezuela Móvil” y “Venezuela Productiva Automotriz” que básicamente han consistido en subsidiar la compra de vehículos particulares y con ello favorecer a un sector automotriz ineficiente, al tiempo que no se le ha dado prioridad a la necesaria creación de un sistema de transporte público (estatal), que sustituya al anárquico, inseguro, insuficiente, obsoleto e ineficiente sistema de transporte colectivo basado en líneas privadas. Los trabajadores del sector automotriz asimismo han propuesto reorientar la producción con la finalidad de renovar el sistema de transporte público a la vez que se rescata la industria[ix], demostrando una vez más que la clase obrera puede y debe formular políticas en función de sus intereses, desmarcándose cada vez más de los desatinos populistas.

Valencia, 27 de Octubre de 2014        
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